viernes, 5 de diciembre de 2008

DIOS VIENE


"Detengámonos un momento a reflexionar:
Dios no usa el pasado--Dios ha venido-- ni el futuro, --Dios vendrá--, sino el presente: «Dios viene». Si prestamos atención, se trata de un presente continuo, es decir, de una acción que siempre tiene lugar: está ocurriendo, ocurre ahora y ocurrirá una vez más. En cualquier momento, «Dios viene». Adviento invita a los creyentes a tomar conciencia de esta verdad y a actuar coherentemente. Resuena como un llamamiento provechoso que tiene lugar con el pasar de los días, de las semanas, de los meses: ¡Despierta! ¡Recuerda que Dios viene! ¡No vino ayer, no vendrá mañana, sino hoy, ahora! El único verdadero Dios, el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob» no es un Dios que está en el cielo, desinteresándose de nosotros y de nuestra historia, sino que es el Dios-que-viene. La Liturgia del Adviento subraya que la Iglesia da voz a esa espera de Dios profundamente inscrita en la historia de la humanidad, una espera a menudo sofocada y desviada hacia direcciones equivocadas. Cuerpo místicamente unido a Cristo Jefe, la Iglesia es sacramento, es decir, signo e instrumento eficaz de esa espera de Dios. De una forma que sólo Él conoce, la comunidad cristiana puede abreviar la venida final, ayudando a la humanidad a salir al encuentro del Señor que viene. Y esto lo hace antes que nada, pero no sólo, con la oración. Las «obras buenas» son esenciales e inseparables a la oración, como recuerda la oración del primer domingo de Adviento, con la que pedimos al Padre Celestial que suscite en nosotros «la voluntad de salir al encuentro de Cristo, con las buenas obras».Desde este punto de vista, el Adviento es más adecuado que nunca para convertirse en un tiempo vivido en comunión con todos aquellos --y gracias a Dios son muchos—que esperan en un mundo más justo y más fraterno".
Benedicto XVI
Nota: Esta hermosa reflexión de ADVIENTO, fue tomada de una publicación encontrada en internet

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